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Las mentiras de Neutrina |
Mi bitácora está llena de mentiras. Pero no te preocupes, no puede ser peor que los comerciales en la tele o tu querido amigo, peor aún, tu pareja, leyéndote el horóscopo del domingo...otra vez. | ![]() |
Beirut es un infierno, pero el diablo habita en otro ladoUna persona se congela en un punto medio. La indecisión, desencadenada por el miedo y el estrés, podría significar la vida, pero ¿qué coño hacer cuando te encuentras en medio de violentas circunstancias que no tienen “nada” que ver contigo? Hashem no escribió ayer en su blog, ni hoy; tampoco responde mis correos. Hace unos meses le enviaba noticias científicas que sabía él encontraría interesantes y sólo necesitaba esperar unos minutos para leer sus respuestas. Cuando no estaba conectado desde la universidad, mi joven amigo lo hacía desde el laboratorio donde investiga extrañas reacciones moleculares. Hashem, como yo, disfruta de los descubrimientos científicos y nos satisface pensar en el funcionamiento del mundo a través de los avances en la ciencia y la tecnología. Surfeaba el IRC cuando lo descubrí en un salón ateo. Usaba su nombre de ‘nick’ y saludaba a todo el que entraba; cuando entablé una conversación con él descubrí que el gen de la pretensión no cupo en su genoma; Hashem quiere ser biólogo y descubrir síntesis que salven vidas o nos ayuden a comprender mejor nuestro organismo; sin embargo, más allá de su brillante cerebro, hablar con él incrementaba mi curiosidad sobre aquellos antepasados que dejaron sus huellas en mi ADN. - Mis bisabuelos por parte de mi madre eran libaneses, le escribí al momento de descubrir su origen y, segundos después de obtener su permiso, comencé a enviarle las imágenes, de ese color marrón de las fotos de antaño, que guardo celosamente en más de un disco duro para nunca perderlas. Me las envió mi tío el evangélico, el único hermano de padre y madre de mi mamá, él también las guarda aprensivamente, como aferrándose a eso que nos hace, que nos manufactura; para él nace en Dios, para mí en la evolución del genoma. Mi bisabuelo era atractivo, con una mirada clara y oriental sobre el fondo oscuro que era su piel y, cuando lo vi, supe enseguida por qué hace mucho tiempo perdí la guerra contra mis gruesas cejas. Todos, sus hijas, entre ellas mi abuela, su madre y él, tenían ese porte de ayuno distinguido de los inmigrantes de antaño; y lo imagino de muchas formas, pero en mis viajes por su vida interior nunca sé con precisión si lo que lo depositó en esta región del planeta fue su espíritu de aventura o la menguante situación en su hermoso país. A lo mejor, deduzco, una combinación de ambas cosas trasladó sus genes desde el Medio Oriente hasta este terruño caribeño donde dos de sus tantas combinaciones originaron a mi madre y su hermano, un camino que llegó hasta mí, sentada frente al ordenador, contándole la historia que nos une a un genoma que no emigró y quien por ende goza de otro idioma, cultura y singularidades varias, allá, en tierras libanesas. - Los Homo sapiens somos exploradores más por necesidad que por aventura, sólo una minoría se anima a experimentar, nos quedamos sentados en casa viendo el transbordador y los astronautas por televisión…, escribió Hashem ese día que hablábamos de los ancestros. - Pues esa minoría exploradora abre el camino para que los demás huyamos justo cuando las cosas se ponen feas, por eso los que piensan en el futuro y esos que escriben ciencia ficción, pueden fácilmente imaginar a los humanos creando colonias en otros lugares cuando ya no quepamos en la Tierra o no podamos respirar y el oxígeno esté muy caro. Imagínate, llevar tu genoma a Marte y que tus hijos nazcan allí… - Como Las crónicas marcianas de Bradbury… - Exacto. Es fantástico encontrar personas afines, no importa cómo o dónde, es sencillamente genial y nos hace encariñarnos de nuevo con la especie, a pesar de que da tan mal ejemplo en general. Nos gustaba trasladarnos al futuro a Hashem y a mí, quemábamos el tiempo imaginando lo que tomaría salir de la Vía Láctea, todas las estaciones que habría que construir primero, todos los pasos a dar. Por supuesto que evitábamos la política, incluirla sería quedar estancados, y los sueños deben fluir en su vuelo o nunca llegaríamos a “ningún” lado. - Con cientos de planetas ya vistos, es cuestión de mejorar la tecnología y adaptarla a estos nuevos sistemas solares que estamos conociendo… El objetivo generalizado de nuestras conversaciones era mejorar la especie, ya sea mediante el avance tecnológico o aprendiendo del conocimiento de otras especies inteligentes que encontrábamos en el camino. En medio de nuestras fantasías, el intercambio de noticias científicas y sus respectivos comentarios nos entretuvieron en esos preciosos, aunque insignificantes momentos de puro entretenimiento intelectual. Pero dentro de la galaxia humana existe siempre el riesgo de despertar el lado oscuro, o más bien, de permitir que su sombra penetre en nuestras escudadas vidas y sentir en carne propia qué tanto duele el abuso de poder dentro de una misma especie; como gorilas, como musarañas, como los animales que somos, muchos de nosotros necesitan combatir, batallar; son los temidos y odiados ‘bullies’ que de alguna forma han desarrollado una ventaja y necesitan usarla a su favor y en detrimento de los demás; perjudicando, entre muchos otros, a ésos que sólo quieren entender sobre moléculas y soñar con viajes extragalácticos. Un día entró y escribió. - Anoche escuché las explosiones. Tendré que irme. No sé qué hacer. - Tendrás que irte, no lo pienses más. La cosa no está bien. El miedo que sentí por él ese día cobró vida y se hizo real. Él escuchó las bombas. ¡Madre del verbo! - No quiero ni pensarlo…quizás me vaya a la montaña, mis tíos viven ahí y están lejos de todo. Beirut es un infierno. Pero el diablo habita en otro lado, pensé, aunque no lo escribí, no quería profundizar ni meterme en toda la política del asunto, de hecho, los demonios eran demasiados y Hashem y yo somos ateos. - Anoche chateaba con mi novia y ella sentía su casa temblar. Se echó a llorar, ella está por terminar su doctorado en leyes, ahora sus padres hablan de emigrar para siempre a Inglaterra. Pensé en mi bisabuelo. ¿Por qué aquí, señor Cury, por qué no Inglaterra? - ¿Y tu familia qué piensa? - Aquí estamos todos hartos, Neutrina, nadie se preocupa, a nadie le importa…hemos estado en esto por tanto tiempo, mi madre recuerda la guerra de Yom Kippur, yo apenas comenzaba a caminar cuando comenzó y ella estaba embarazada de mi hermana y el mundo árabe tenía miedo de lo que pasaría, pero mucho antes de eso y mucho después hemos estado lidiando con la violencia entre toda esta gente. No me importa el origen de todo este maldito lío, lo que me desgasta es tener que pagar por algo en lo que nunca me he metido…aquí, como en todas partes, la gente quiere vivir en paz, eso es todo…y que se acabe esta mierda. Lo sabía y su ira empañó mi día, sólo lo empañó. Su vida, mientras tanto, se alejaba de su control y los explosivos eventos lo empujaban hacia una transformación violenta y obligada que yo ni podía, ni deseaba, imaginar. En 1965, durante la explosión de la guerra civil en este pedazo de tierra donde inmigrantes libaneses y españoles se combinaron para originarme, mi familia pudo haber sido exterminada cuando soldados estadounidenses descubrieron armas en la casa de mi abuelo paterno, nos salvó el parentesco con un alto mando en el gobierno. Yo no lo recuerdo, como Hashem no recuerda la guerra de Yom Kippur, pues sólo tenía un año entonces, pero mis padres sí, y cuando hablan de ello sé que es algo que no quieren olvidar. Quizás por eso emigró mi bisabuelo, harto de líos y matanzas decidió irse muy lejos. Imagino que una isla en medio del Caribe y el Atlántico no sonaba mal allá, en medio del para mí lejano Oriente y, hasta ahora, no creo que fue mala su decisión, considerando... Pero me duelen Hashem y su gente; más aún, porque mis cejas me unen a él genéticamente; más aún, porque pertenecemos a la misma especie; más aún, porque somos almas afines que podemos hablar de estaciones en mundos sólo vistos a través de lentes artificiales; más aún, porque él es un científico que sueña en Beirut y eso es como desalojar un ángel que intenta construir un paraíso. Pero Beirut es hoy un infierno y no sé dónde está Hashem. A lo mejor entre a su bitácora más tarde y lea su saludo desde las montañas donde lo imagino esperando que todo termine para retornar a sus células y moléculas; a lo mejor, en las noches estrelladas imagina, como yo, una estación lejos de la Tierra con inmensos laboratorios para avanzar el estudio de enfermedades y crear técnicas para proteger el planeta, una estación donde la paz sea el único requisito para obtener la residencia. A todas las víctimas, no importa su nacionalidad, PAZ, Neutrina 23:47 | glenys | 16 Comentarios | #
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